En el suelo debemos delimitar un área grande.
Dentro de esa área debemos repartir un montón de aros, que no llenen totalmente el espacio pero que no haya muchos huecos libres.
Debemos decir a los niños que el espacio que hemos delimitado es un lago de aguas heladas y que el que cae en él se queda congelado.
Los aros son las únicas piedras que hay, y para atravesar el lago es preciso ir pisándolas una a una.
Los niños deben cruzar el lago de piedra en piedra.
Aquellos que caigan en el lago deben esperar a que un compañero del juego llegue cerca de él y le choque la mano para descongelarle.